¿Qué hago después de un atracón?
En otro post explicamos qué es un atracón (muchas veces me encuentro con que una persona dice: «me he dado un atracón» y en realidad no lo ha sido).
Lo que nos suele pasar después de un atracón es alguna (o varias o todas) de estas cosas: que nos sentimos culpables, sentimos que lo hemos hecho mal, consideramos que «nos hemos pasado», sentimos vergüenza, nos sentimos tristes, pensamos (o vemos, literalmente) que hemos engordado instantáneamente (esto es imposible, ya te lo adelanto), nos criticamos un montón y nos decimos cosas poco amables, etc. Todo esto es a nivel cognitivo y emocional, pero no nos olvidemos del malestar que tenemos a nivel físico (nos duele la tripa, nos sentimos hinchadxs o pesadxs o desagradablemente llenxs, etc.).
Además, todo este malestar, puede llevarnos a querer compensar (hacer alguna conducta que «compense» ese exceso y nos haga sentir mejor): vomitar, hacer ejercicio, decidir saltarse la siguiente comida, etc.
Ahora vamos a explicar qué sería mejor hacer después de un atracón:
1 – Pregúntate si realmente ha sido un atracón. Que muchas veces no lo es, de verdad, y en esas ocasiones estamos sufriendo por haber tenido un atracón cuando no estamos realmente en ese escalón. En caso de que sí lo haya sido, pasamos al siguiente punto.
2- Revisa si has estado restringiéndote: el atracón a veces viene porque primero ha habido restricción y es lógico que en algún momento no puedas más con el hambre física y/o con el hambre emocional y comas (y comas mucho). El cerebro manda más y más impulso de comer cuando no recibe comida (ya que es algo básico para su supervivencia) o cuando tiene el aprendizaje de que la comida es el principal elemento regulador de las emociones. Si no has estado restringiendo la comida, pasa al punto 3.
3 – Entiende y recuerda la función del atracón: lo has hecho porque estabas en un estado de ánimo desregulado (con tristeza, con ansiedad, con soledad, con aburrimiento, con malestar hacia tu cuerpo…) y no tenías otra herramienta mejor para gestionar/reducir tu malestar. Mientras comemos, nos anestesiamos del sufrimiento. Y no nos vamos a anestesiar con la peor anestesia del mercado, sino con la mejor que tengamos más a mano: una manzana no nos va a dar la misma satisfacción y aliviar nuestro sufrimiento emocional igual que lo hace un paquete de sobaos pasiegos o la pizza.
4 – La vida sigue. Puedes seguir con tus cosas, sigue con tu día, no te hace falta compensar: recuérdate que no vas a engordar despues de esto, no funciona así, no engordamos al instante, ni al día siguiente te levantarás habiendo engordado. Para engordar influyen muuuchos otros más factores aparte del atracón de un día. Tampoco vas a adelgazar al instante (o al día siguiente) tras la compensación, lo mismo que no vas a engordar al instante (o al día siguiente) tras el atracón. Aquí entran en juego otras cosas como la distorsión corporal, la inflamación, la retención/pérdida de líquidos, etc. Cuestiones que hay que trabajar más en profundidad.
Sea como sea, compréndete, sé amable contigo. Lo has hecho como has podido en este momento y, además, los atracones no son voluntarios ni tienen nada que ver con la fuerza de voluntad (ni el hambre emocional la podemos controlar a nuestro antojo).
Te ayudo a empoderarte contigo misma y con el mundo, ¿quieres conocerme mejor?
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