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Cómo establecer un límite

En otro post, definimos los límites (inter)personales como las reglas que nos imponemos en las relaciones humanas. Serían como esas «barreras» que ponemos para que otra persona no traspase porque, si lo hiciera, eso nos dañaría / nos sentiríamos invadidos / nos faltaría al respeto. Por ejemplo: no permitir a otra persona que nos insulte, no permitir a otra persona que nos revise el móvil, no permitir que nos hagan quedarnos horas extras no pagadas en el trabajo, etc.

También explicaba que los límites en las relaciones humanas son necesarios porque nos permiten mantener el orden, el respeto, el equilibrio y la justicia en la relación. Tener claros los límites y saber ponerlos es crucial para que las relaciones interpersonales sean sanas. Si no existieran los límites, nos «pisaríamos» unos a otros: si no nos pusieran límites, invadiríamos al otro y nos saltaríamos sus necesidades. Si nosotros no ponemos límites a los demás, nos pisarían, nos invadirían o nuestras necesidades y derechos no serían tenidos en cuenta.

Pero, ¿y cómo hacemos para poner límites a los demás? ¿Cómo hacemos eso de no permitir determinada cosa?

Los límites se pueden poner de forma agresiva (esto tiene que ver con los estilos comunicativos, concretamente con el estilo comunicativo agresivo) o de forma asertiva.

  • Ejemplos de límites expresados bajo el estilo comunicativo agresivo:
    • No me da la gana (porque…).
    • No quiero (porque…).
    • Por ahí no paso (porque…).
    • No hagas esto (porque…).
    • Esto no te lo permito / consiento.
    • Déjame en paz.
    • No me hables / no quiero hablar.

Lo del (porque…) lo pongo así para expresar que cabe la posibilidad de explicar el por qué nos negamos, pero es opcional. Por ejemplo: «porque… me hace daño / me hace sentir avergonzada / es una falta de respeto hacia mi trabajo / etc.».

  • Ejemplos de límites expresados bajo el estilo comunicativo asertivo:
    • Cuando tú haces X, yo me siento Y. Por eso me sentiría más cómodo si no lo hicieras.
    • ¿Cómo crees tú que me hace sentir eso?
    • Esta es mi decisión. Puede que no la compartas, pero te pido que la respetes. Sé que quieres lo mejor para mí pero lo voy a hacer así y me haré cargo de las consecuencias.
    • Entiendo que digas/pienses/hagas X porque… Sin embargo, a mí me hace sentir Y. Por favor, no lo hagas.
    • Quizá no me comprendas o no te sientas como yo en cuanto a X, pero te pediría que respetes mis emociones.
    • Mi opinión también es válida. Si me equivoco, puedes darme la información que me falte y la consideraré.
    • Entiendo que necesites X, pero ahora mismo no puedo ayudarte (porque…).
    • Entiendo que ahora mismo tengas este problema. Sin embargo, no soy yo la persona que puede / debe ayudarte. ¿Has probado a recurrir a…?
    • ¿Lo dejamos para otro día? Ahora mismo no me apetece mucho.
    • Preferiría (alternativa).
    • No puedo quedarme más, tengo un compromiso.
    • Entiendo tu enfado, vamos a darnos unos minutos, dialogaremos mejor en cuanto estés un poco más en calma.
    • Lo que me propones me gusta mucho, lo que pasa es que ahora mismo no puedo aceptarlo porque…

A veces, cuando ponemos límites a los demás de forma asertiva pero aún así esos límites no son respetados, tras ello tenemos que escoger la opción del estilo agresivo. Hay personas que no tienen claro dónde están los límites, cuáles son las barreras que no pueden cruzar, y tenemos que marcárselas. Si puede ser de forma asertiva, genial. Sin embargo, muchas veces esas personas no acogerán bien esos límites que les ponemos (se pondrán a la defensiva, se enfadarán, seguirán traspasando el límite, etc.) y entonces la siguiente herramienta es poner un límite en estilo agresivo.

Por otro lado, los límites no tienen por qué ser solo verbales, también pueden ser conductuales. Por ejemplo, levantarse e irse.

La idea es familiarizarse con los estilos comunicativos y con los límites. Determinar cuáles son los propios límites (qué cosas te molestan o te hacen daño) e ir marcando a los demás esos límites (expresando que algo no nos gusta, no lo queremos, no nos parece bien, no lo vamos a consentir, etc. cuando toque). Otra cuestión es que nos dé miedo o reparo poner esos límites o decir que no a algo (a pesar de tener claro que la otra persona está traspasando nuestros límites). Esto habrá que trabajarlo e indagar qué hay detrás de ello.

Es importante que, cuando detectamos que no estamos poniendo límites, que no somos coherentes con lo que necesitamos y somos complacientes con los demás, o cuando se enfadan mucho con nosotros (o nosotros con los demás), nos planteemos trabajar qué hay detrás de todo esto (indagar y ver si tenemos claros los límites y si los estamos poniendo eficazmente).

María Rodríguez Avatar Psicóloga
María Rodriguez

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